Por el Hermano Robert Islas O.S.B.
«A la espera del Señor»
Evangelio de Marcos 1, 1-8
En este segundo domingo de adviento me gustaría compartir con ustedes algunos momentos sobre mi historia vocacional. En referencia al significado de la espera en este adviento, en la espera del nacimiento de nuestro Dios.
Cuando estaba en el seminario diocesano, etapa de preparatoria, recuerdo que a mediados de septiembre de 2017 comencé a seguir a los benedictinos de México por mi cuenta de Facebook y es ahí donde comenzó esta inquietud sobre conocer más de los monjes benedictinos. A lo largo del camino surgían preguntas que pude resolver gracias a que escribí a estos monjes y de cierta manera el monje encargado. Él me respondía con mucha amabilidad, eso me ayudó mucho a conocer acerca de la Orden de los Benedictinos y a enamorarme de la vida monástica.
Recuerdo que los últimos días en el seminario antes de mi graduación, yo esperaba con ansias estar en el monasterio. Muchos de mis compañeros se molestaban porque pensaban que no quería estar ahí, pero, yo estaba muy emocionado porque ingresaría a un monasterio benedictino. La graduación llegó y en las vacaciones me fui preparando para ingresar al Monasterio Benedictino de Nuestra Señora de los Ángeles en Cuernavaca, México. Ingresé un 2 de agosto de 2018 con mucha ilusión y alegría, pero al paso del tiempo sentía que necesitaba estar un tiempo con mi familia, estar cerca de mis padres y de mis hermanos. Entonces decidí salirme del monasterio al mes y medio de haber ingresado y me fui con mis padres al estado de California, Estados Unidos de América.
Comencé a trabajar y a estudiar inglés, pasé momentos muy gratos con mis padres que nunca olvidaré y de verdad me gustó mucho el tiempo fuera de la formación. Pero había algo que me decía que lo mío no era estar fuera, así que contacte al monje Asiel María de la Abadía de Newark. Él me invitó a hacer una experiencia y pasar unos días de retiro para pensar sobre mi vida, al final de la visita le dije, ¡yo me regreso pronto!
Al siguiente mes de la visita ya estaba de vuelta y muchos retos se me presentaron como el idioma, el estar lejos de la familia, lejos de mis amigos y mi país, entre otros. No obstante, siempre he confiado en que Dios nos guía y nos dice por donde caminar, Dios nunca se equivoca así que seguí caminando con fe.
Siempre surgía en mi pensamiento la pregunta sobre, ¿será esta mi vocación? Poco a poco me fui dando cuenta que sí, pero para eso tenía que pasar por mi noviciado, luego profesar mis votos temporales y convertirme en un monje. Por cierto, mi profesión simple fue el pasado 17 de octubre de 2020.
Recuerdo que estando en el seminario pensaba, ¿cuándo iré a profesar mi primeros votos y a usar el hábito monástico? Y a lo largo de mi proceso han surgido otras preguntas y sobretodo me he mantenido en este estado de espera en lo que el Señor quería para mí.
Durante este tiempo he pensando en mi proceso y puedo decir que toda mi vida ha sido una espera por preguntar a Dios qué es lo que quieres de mí. Él simplemente me responde que, "me sirvas así como eres con tus defectos y debilidades", pero sirve con dedicación y amor a los demás.
Y es así hermanos como he llegado a algo que había esperado con tantas ansias a tan pronta edad. Les invito a pensar en esos momentos en los que han deseado algo y después de una gran espera con grandes luchas y esfuerzos lo han logrado y se han sentido en paz.
Esperemos pues en este adviento la venida de ese Dios que nos trae la paz y el amor. Reconciliémonos con aquellos que hemos ofendido y tengamos un corazón puro para celebrar el nacimiento de Cristo en nuestros corazones.
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