Domingo de la Santísima Trinidad (07/06/2020)

Por Hno. Roberto de Molesmes Islas


“Tanto amó Dios al mundo”

Evangelio de Juan 3, 16-18



"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para el mundo salve por el que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios ".

Desde que iniciamos el año 2020 hemos vivido virus, conflictos políticos, protestas, discriminación y muchos otros problemas. Para muchas personas es difícil entender el significado de Dios nos ama como nadie más en el mundo, tratando de entender a las personas que tienen todo lo contrario.

 

¿Dónde está Dios? Si es un Dios que ama, ¿por qué pasa todo esto en el mundo? Muchos de nosotros hemos escuchado estas preguntas en nuestra vida como religiosos o como laicos y que en reiteradas ocasiones es difícil responderlas. Nadie entiende sino es mediante la meditación de las Sagradas Escrituras.

 

Para escuchar el verdadero significado de lo que leemos en el Evangelio es importante saber que, Dios Padre envió Hijo único y muy amado al mundo. Así pues, Cristo se hizo carne y tuvo nuestra condición humana naciendo de una virgen para morir en la cruz y abrirnos las puertas del cielo y darnos vida eternamente. 

 

Jesús, en su vida pública predicó en diferentes lugares, haciendo el bien y manejar la buena, por tanto, podemos decir que él es el mejor ejemplo ante la humanidad, y ahora la pregunta,

 

¿De verdad estamos imitando a Cristo para construir una mejor sociedad y ser solidarios con nuestros hermanos y nuestras hermanas?

 

Ahora bien, aquí deberíamos responder sobre el porqué suceden tantas cosas en nuestra sociedad. El ser humano por su egoísmo, por su orgullo y por su avaricia ha hecho que sucedan muchos de los problemas presentes que estamos viviendo alrededor del mundo. Y Jesús nos sigue recordando que le imitemos y seamos sus discípulos para llegar a ser libres ante las adversidades,

 

"Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres". (Juan 8, 30-32)

 

Libre de conflictos, de guerras y de odio. No obstante, para eso necesitamos imitar el amor que nos da a cada uno de nosotros. Un amor que no espera nada a cambio. Ese mismo amor con el que el Padre mandó su hijo para poder liberar de este mundo de la maldad, un amor perfecto y compartido. 

 

Hermanos y hermanas, alegrémonos y pongamos empeño a lo que Jesús nos invitó a hacer en este tiempo. Es una invitación para no perder la fe sino para confiar en sus palabras de vida, pero sobre todo para imitar su ejemplo amoroso con todas las personas que nos rodean. Muchas veces no es tan fácil como parece, sin embargo, cuando hacemos algo extraordinario, entonces se convierte en algo nuevo que nos purifica y nos ayuda a ser más solidarios y cercanos con las personas que necesitamos de nosotros, especialmente ahora en estos tiempos. 

 

Sigamos esperando la salvación de Cristo con una fe madura y un espíritu lleno de confianza, dando ejemplo y poco a poco construyendo una sociedad más positiva y saludable. 


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